domingo, 30 de octubre de 2022

Gaspar y su modelo poético para armar.

 

Reza el lugar común que la mejor manera de homenajear a un poeta es leer su obra. Sin embargo, esa buena voluntad puede topar en el camino con diversos escollos para materializarse. Por supuesto, la principal condición para que un poeta pueda ser leído tiene que ver antes que nada con la disponibilidad de los libros que escribió.

¿Cuáles son los volúmenes indispensables para tener una panorámica completa del legado poético de Gaspar Aguilera? Se trata de una pregunta menos sencilla de responder de lo que podría parecer en primera instancia. En buena medida, debido a la ingente tarea que representa agenciarse todos los títulos enlistados en solapas, contraportadas, referencias y fichas bio-bibliográficas diseminadas por aquí y por allá.  Pero también como consecuencia del inercial automatismo con que suele reproducirse la información incluida en dichas fuentes, sin cotejar lo exacta o lo inexacta que pueda resultar.

El desliz más recurrente consiste en enlistar juntos, indistintamente, poemarios originales y recopilaciones elaboradas a partir de poemarios previos. De tal suerte, encontramos fichas donde por ejemplo se otorga el mismo estatus a Zona de derrumbe (1985), Los siete deseos capitales (1982) y La ciudad y sus fantasmas (1991), siendo a su turno el primero un libro inédito, y plaquettes recopilatorias las otras dos. Hay listas que, por incluir la antología Los ritos del obseso de 1999, juzgan ya innecesario mencionar el volumen individual del mismo título, aparecido en 1987. Hay semblanzas donde se enumeran sin hacer distingos los poemarios junto a trabajos de distinto linaje, como los volúmenes ensayísticos o la coordinación de antologías. Varias recopilaciones, por las razones que hayan sido, no se identifican a sí mismas como tales a través de una presentación, un prólogo o un subtítulo, muchos menos mediante referencias puntuales respecto a la fuente de procedencia de cada texto.

De ninguna manera puede hacerse tabla rasa para responsabilizar de este tipo de situaciones (por lo demás normales e inevitables en el ámbito literario) al descuido y al desaliño. La obra de un poeta es un organismo vivo, y hay todo tipo de elecciones y azares involucrados en la incubación de sus insondables misterios editoriales. Pensemos por ejemplo en Imperfección del mundo, un poemario que no se publicó jamás como tal, y que sin embargo Gaspar eligió incorporar a la antología publicada en 1999 por Siglo XXI, junto a selecciones de Los ritos del obseso, Tu piel vuelve a mi boca y Diario de Praga, dejando en cambio fuera por completo sus dos libros inaugurales: Pirénico y Zona de derrumbe.

Aventurando un esbozo general de la producción poética que Gaspar llevó a imprenta a lo largo de su vida, con omisión de antologías y recopilaciones, y en espera de potenciales volúmenes póstumos, me parece que podemos hablar de nueve poemarios propiamente dichos. O en todo caso, de nueve poemarios y medio, para incluir también Imperfección del mundo. Primero, aquellos encargados de abrir el corpus gaspariano: la plaquette Informe de labores, de 1981; Pirénico, primer libro en tanto tal, publicado en 1982; y Zona de derrumbe, de1985. Enseguida, los cuatro títulos que a mi juicio integran la obra mayor de nuestro poeta: Los ritos del obseso, de 1987; Tu piel vuelve a mi boca, de 1992; Diario de Praga, de 1995; y Los últimos poemas de Dante, de 2004; más Imperfección del mundo, incorporado como ya se dijo a la antología Los ritos del obseso de 1999. Finalmente, dos obras dadas a la luz por Gaspar durante su última década de vida: Historia de todas las cosas, de 2011; y Presencia del naufragio, de 2019. Dejo fuera Coloraturas y silencios, aparecido en 2010, por resultarme imposible establecer la cantidad de inéditos que incluye junto a los varios textos recuperados de libros previos.

La lista de poemarios originales de Gaspar Aguilera, quedaría configurada así de la siguiente forma:

 1. Informe de labores.

2. Pirénico.

3. Zona de derrumbe.

4. Los ritos del obseso.

5. Tu piel vuelve a mi boca.

6. Cuaderno de Praga.

6 ½. Imperfección del mundo

 7. Los últimos poemas de Dante.

8. Historia de todas las cosas.

9. Presencia del naufragio.

 De estos nueve volúmenes y medio  de poemas, los de más fácil acceso para el lector interesado o para el mero curioso al día de hoy, son Cuaderno de Praga, Los últimos poemas de Dante, Historia de todas las cosas, Presencia del naufragio y la antología Los ritos del obseso. Si no resulta extraño hallar alguno de ellos en físico recorriendo pasillos de feria literaria, todos pueden adquirirse a través de internet, ya sea en la página de su respectiva editorial, en el sitio web de varias librerías, o en diversas plataformas de compra-venta virtual. En contraste, un título tan fundamental para dimensionar cabalmente la identidad del corpus gaspariano como Zona de derrumbe, resulta simple y llanamente inconseguible. En su caso hay que apelar al rastreo especializado, o a los atisbos que pueda brindar de manera parcial esta o aquella antología, esta o aquella recopilación.

Otro de los lugares comunes correspondientes a eventos como el que hoy nos reúne, consiste en aprovechar la coyuntura para emplazar a las autoridades e instituciones presentes, a fin de que se comprometan a editar la poesía completa o la poesía reunida del autor homenajeado. No tengo noticia de que ninguna poesía reunida ni ninguna poesía completa haya sido concretada a partir de semejantes emplazamientos. Y resulta enteramente natural. Conseguir, capturar, agrupar y organizar crítica y editorialmente el legado poético de toda una vida, máxime si se trata de una vida tan fecunda como la de Gaspar, supone un enorme trabajo, que sólo desde circunstancias extraordinarias podría generarse dentro del seno de una institución no consagrada a la investigación. Lo habitual, lo lógico —me atrevería a decir lo sano— es que semejantes iniciativas sean concebidas, generadas y acometidas de manera independiente, para entonces sí buscar el eco, la complicidad, el involucramiento y el apoyo del ámbito institucional.

No de otra manera ha podido materializarse el homenaje nacional que hoy aquí inicia, y que durante las siguientes semanas, a un año de la desaparición física de nuestro poeta, procurará celebrarlo y honrarlo en su justa medida, abonando a la necesaria utopía de que sea leído en todas las multiformes magnitudes del término. Un significativo número de miembros de la comunidad literaria, principalmente asentada en Michoacán, pero a la cual no podemos dejar de añadir importante participación “foránea”, como la de Lucía Rivadeneyra, Alain Derbez, Hermann Belinghausen y Marco Antonio Campos, se ha reunido, se ha organizado, ha diseñado y gestionado actividades que van de la escritura de textos analíticos a la realización de conversatorios, de la impartición de conferencias magistrales a la gala musical, de la divulgación de la bibliografía más fácilmente disponible a la recuperación de materiales de difícil acceso. Es a esa iniciativa gremial y ciudadana a la que diversas instituciones, encabezadas por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, la Secretaría de Cultura de Michoacán y la Coordinación Nacional de Literatura del INBAL han sabido sumarse.

Pensar a futuro la necesaria publicación de la poesía reunida de Gaspar, tendría que ser sin duda un proyecto del mismo tenor.  Pero hay pasos sólidos que desde lo inmediato pueden comenzar a sembrar en esa dirección.

Dentro de tres semanas, durante la jornada final de este mismo homenaje en la ciudad de Morelia, será presentada la segunda edición de Pirénico, publicada por la Secretaría de Difusión Cultural de la UMSNH. Como ya se dijo, tras el debut editorial de Gaspar con la plaquette Informe de labores, se trata como tal de su primer libro de poesía. Hallándose agotado desde hace muchos años, ponerlo a disposición del público lector resultará sin duda de enorme importancia. De la misma manera en que asumió y llevó a buen puerto este compromiso editorial, acaso no resultaría descabellado proponer que la propia Universidad Michoacana, la Secretaría de Cultura de Michoacán, el INBAL, o incluso todas estas instituciones trabajando de manera coordinada, pudieran plantearse dar continuidad a la reedición de aquellos poemarios de Gaspar hoy inaccesibles.

Una nueva edición de Los ritos del obseso y Tu piel vuelve a mi boca como piezas autónomas, sería harto deseable, si bien de alguna manera el acceso a ellas se encuentra resguardado por la inclusión de buena parte de sus poemas en la antología de 1999. El hueco de verdad crítico a subsanar en primera instancia, corresponde según mi juicio a Zona de derrumbe. Poemario que el autor consideraba parte de su etapa de formación como poeta, pero que representa un punto de quiebre central dentro de su travesía creadora.

Si dentro de un año el siguiente homenaje a Gaspar Aguilera pudiera incluir, ya materialmente concretada para presentarse, una segunda edición de Zona de derrumbe —mejor aún si se tratara de una edición crítica— creo que podríamos congratularnos de continuar con buen pie por el camino de ese lugar común al que aludí de inicio: la mejor manera de homenajear a un poeta es leerlo… y posibilitar que sea leído.

Texto leído en el Homenaje Nacional a Gaspar Aguilera, realizado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes el 23 de octubre pasado.

Fotografías: Gaspar en 1996, por Rogelio Cuéllar.